martes, 6 de julio de 2010

Nadie (Jeff Lemire)

Jeff Lemire es un autor de cómics canadiense poco conocido en España. Proveniente del mundo de la animación, recaló en el cómic independiente debutando en 2005 con la autopublicada Lost dogs. Su obra más conocida es la multipremiada The Essex County Trilogy, editada originalmente por Top Shelf y por Astiberri en nuestro país (a la que tengo que echar un ojo).

El año pasado se editó The nobody, su primer tebeo para DC, en su sello Vertigo, una novela gráfica de más de 140 páginas en la que Lemire se basa en el clásico de H.G. Wells El hombre invisible para crear una obra de estilo atmosférico e intimista. Recientemente, Planeta la ha publicado bajo el título de Nadie.

Lemire juega creando paralelismos entre su obra y la de Wells, pero resta importancia al elemento fantástico y potencia las relaciones entre los personajes y sus sentimientos y sensaciones, transmitiendo muy bien el agobio de un fujitivo que quiere inútilmente pasar desapercibido, así como la desconfianza de una pequeña comunidad a la que llega un extraño o el ansia de una persona joven de escapar a la monotonía, el aburrimiento y un futuro desesperanzador. Lemire logra que el escenario se convierta en un personaje más: Large Mouth (¡¡Cuna de la lubina más grande del mundo!!) es un pequeño pueblo de montaña que basa su economía en el turismo de pescadores. En temporada baja puede ser el lugar más solitario, opresivo y depresivo del mundo.

El dibujo de Lemire tiene un aspecto descuidado y feísta, con un trazo y un uso de la mancha que me recuerdan a los de Paul Pope, pero con más tendencia a la caricatura. Usa el detalle con inteligencia para mostrarnos la vulgaridad de un feo entorno urbano en lo que debería ser un bonito paisaje natural. Curiosamente, al blanco y negro sólo le añade el color azul haciendo las veces de grises, con lo que resalta la frialdad del conjunto. El azul también es usado, pero esta vez sin negros, para las escenas de flashback, en un alarde original e innovador. Su narrativa es pausada, adecuada pues a lo narrado, con una composición de página clásica (tres o cuatro tiras de viñetas por página) que el autor rompe con frecuencia cuando la acción lo requiere.

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