Ya es bastante conocida la historia del grupo de militares americanos afincados en Alemania, llamados inicialmente The 5 Tourquays y, más tarde, The Monks. Supusieron una rara avis dentro del rock de mediados los 60's: cuando lo in era evolucionar y complicar la música pop (ver si no el Revolver o el Pet sounds), ellos volvieron a las raíces y lo simplificaron todo mucho más, tomando las influenias del primer R'n'R y R'n'B, el beat original y ritmos crudos a la Bo Diddley, crearon un sonido propio que buscaba la esencia del rock de grupos como The Who, The Kinks, The Sonics o The Trashmen, una especie de garage-60's punk ultra destilado. Sus más características armas secretas eran el sonido casi diabólico del órgano y la extravagancia de usar un banjo eléctrico, unido todo ello a unas letras bastante extrañas y unas pintas (hábitos y peinados a juego) que la peña lo flipaba. Aparte de un puñado de singles, sólo grabaron un LP, Black Monk Time, de 1966, que es una especie de santo grial y eslabón perdido del garage rock. Hacia 1967 se separaron y no volvieron hasta 1999 con un álbum en directo, actuaciones, tributos e incluso una película documental, que les ha tenido ocupados hasta el momento.
El año pasado Munster Records les editó este LP en vinilo que recoge grabaciones del grupo en estudio de 1965 que incluyen versiones tempranas y más crudas aún de algunas de las canciones de su LP: Monk time, Love came tumbling down, Boys are boys, Space age (llamada en el álbum Blast off), We do wie du, I hate you, Higgle-dyggle-dy y Oh, how to do now. También vienen un par de canciones que se quedaron fuera del LP (Pretty Suzanne y Hushie pushie), el single que grabaron como The 5 Tourquays (There she walks/Boys are boys) y una canción grabada para el disco tributo de 2006 (Monk hop).
Llevaba mucho tiempo salivando con la posibilidad de la publicación de este tebeo y por fin lo tengo en mis garras.
Carl Barks fue uno de los grandes hitos del cómic americano y un auténtico revolucionario del género conocido como funny animals. Comenzó su carrera de dibujante a mediados de los 30's como currito en las animaciones de Disney, pero pronto se cansó de la rutina de este trabajo y, aunque le dejaban meter mano en los guiones y tal, prefirió dedicarse a los cómics., y más en concreto a los cómics del Pato Donald.
Y fue en este campo donde la petó, porque, incluso en aquellos tiempos en los que no se acreditaban a los artistas (todos los tebeos de los personajes de Disney venían firmados por Disney), pronto los lectores se dieron cuenta de que había un dibujante que tenía algo que le diferenciaba del resto, que tenía un sentido de la aventura único y que sabía dotar de vida y personalidad a sus personajes como nadie. Se le empezó a conocer como The Duck Man y The Good Duck Artist. Para estos tebeos creo un montón de personajes clave que permanecen hoy día como iconos: el Tío Gilito, los Golfos Apandadores, Narciso Bello o Eugenio Tarconi son reconocidos no necesitan presentación para varias generaciones de lectores. Barks en sus historias sabía mezclar sabiamente la aventura con la inculcación de valores (no olvidemos que estas historietas están dirigidas al público infantil), de tal modo que el joven lector aprendía lo que es la generosidad, honradez, ecología... incluso dentro de ese ambiente de crudo capitalismo que rodeaba a la parentela de Gilito McPato.
En este primer tomo editado por Planeta se publican las historietas de Barks de 1942 y 1943, en las que podemos ver como el autor, aunque titubeante en algunos casos, ya apuntaba maneras, tanto en su imitado trazo como en la fluida narrativa o la argumentación de sus historias, fallando tan solo en la ausencia de fondos que deja a sus personajes casi flotando en el vacío en más de una ocasión. Sorprendentemente, la primera historia no está protagonizada por ningún tipo de ave palmípeda, si no que es el perro Pluto el que se lleva los honores. Es una historia en la que Barks sólo ejerce de co-guionista y no participa en el dibujo, cuya narrativa está excesivamente influenciada por la de los dibujos animados, a mi gusto entorpeciendo la fluidez de la lectura. En la siguiente, Pato Donald y el tesoro pirata, ya podemos disfrutar de Barks como dibujante en una historia en la que no interviene en los guiones y que en principio iba a ser un corto animado. En las siguientes historias es Barks el autor completo y están protagonizadas por Donald y sus sobrinos, colocándoles en una serie de situaciones que van de lo constumbrista a la aventura pura y dura, teniéndo su auge en El anillo de la momia, la que más me ha gustado de todo el tomo, que traslada a los patos a Egipto.
Pocos peros se pueden poner a esta edición de lujo, complementada adecuadamente con artículos del crítico y teórico Alfons Moliné: el uso de modernos degradados por ordenador en el color de algunas historietas, que definitivamente chirrían en unos cómics tan clásicos, y el clareo en ocasiones de la tinta negra, que no debería darse nunca en un producto tan ambicioso.
En Moncton, Canadá, seguro que hace un frío que pela, así que no es raro que algunos chavales, como los cuatro miembros de Fear of Lipstick, prefieran tocar sus instrumentos de la forma más enérgica posible. Con un par de años dándole al punk pop, vieron como el año pasado It's Alive Records les editó su EP de debut.
Abre la cara A Indie band, una canción a lo Green Day con mucho gancho y una letra muy sensata sobre la diferencia entre una banda indie y una banda independiente de verdad. Le sigue Bad motel, que suena mucho a los medio-tiempos que solían hacer bandas inglesas del punk inglés como Stiff Little Finger, acelerándose poco a poco. Al darle la vuelta al vinilo te encuentras con la saltarina Cherry bomb, una sentida canción de amor que a mi me recuerda a Mr. T Experience. Y para finalizar What you do, un rápido trallazo punk popero que te hace saltar de la silla.
Paco Alcázar es uno de esos historietistas curtidos en el mundo de la autoedición, los fanzines y las revistas de diferente pelaje, que, de vez en cuando, ven publicados algún que otro álbum. Alcázar empezó su carrera a mediados de los 90's en fanzines y prozines como Subterfuge y La Comictiva, destacando por el extraño estilo gráfico en sus series Escarba, escarba y Moho y su humor negro, malsano y dañino mezclado con el costumbrismo, el terror y la ciencia-ficción. Desde entonces ha colaborado en MAN, El Víbora, Rockdeluxe, Recto, NSLM, El Manglar, Rolling Stone y muchas otras publicaciones. Ya tiene media docena de álbums y actualmente publica en El Jueves su serie Silvio José, el buen parásito.
Editorial Mondadori publicó hace unos meses este tomo recopilatorio con historietas suyas de diferentes procedencias. El tomo se divide en tres partes:
La primera se titula Todo está perdido y recoge la serie de tiras de mismo título publicada entre 1997 y 2001 y trata de forma humorística la vida de una familia y sus vecinos en un infierno de mutaciones, alucinaciones y esperpentos.
La segunda parte se titula Mecanismo blanco y recoge la serie de mismo título que publicó la revista El Víbora entre 2001 y su cierre en 2005. Trata de un neurocirujano de mediana edad que se gana la vida repartiendo pizzas, aunque a veces la serie se centra en otros personajes, como la colonia extraterrestre que vive en una nariz o el tipo que le sale una lengua de la frente. El absurdo, los errores médicos y la humillación (sexual y de la otra) están servidos.
La tercera y última de las partes en las que se divide el tomo se titula Bolsas de basura perfumadas y se compone de historietas de muy diversas procedencias, como las sacadas de Recto (el fanzine que editaba junto a Miguel B. Núñez), un par de homenajes a los tebeos de Bruguera (en los que a mi me recuerda a un Peñarroya pasado de vueltas) o unas publicadas originalmente en la revista americana Blab!, amén de unas cuantas ilustraciones e historietas inéditas.
En fin, un buen montón de páginas indispensables si te gusta escarbar en la parte más repugnante del alma humana y reirte de lo que allí encuentres.
En este blog voy a seguir haciendo más o menos lo que hasta ahora hacía en Eguren Zone: básicamente reseñas de tebeos y música, más lo que se me vaya ocurriendo por el camino.
Pues eso, y a ver si hacéis más uso de los comments, cabrones.
