Es patente la querencia de Ed Brubaker por el género negro y lo bien que lo combina con el superheróico, ahí tenemos su etapa en El inmortal Puño de Hierro para demostrarlo. También se está convirtiendo en un experto en escavar en el pasado remoto de los personajes, para muestra su etapa en Capitán América. En El Proyecto Marvels aúna estos tres elementos para ofrecernos los orígenes de los primeros superhéroes de Marvel a través de una óptica propia del noir. Para ello se hace acompañar de Steve Epting, el artista que le acompaña en Capitán América.
La historia comienza en 1938, con un anciano agonizante, Matt Hawk (alias Dos Pistolas Kid, un justiciero del Salvaje Oeste), contándole al Dr. Thomas Mallory sus aventuras en viajes en el tiempo junto a los superhéroes Marvel de diferentes épocas. Sin estar muy seguro de si el anciano delira, sus historias y la época de cambios en la que Mallory vive, con la Segunda Guerra Mundial a punto de caramelo y la aparición de fenómenos como Namor o la Antorcha Humana (el androide, no el miembro de los 4 Fantásticos), le inspiran para calzarse unas mallas, ponerse un antifaz y combatir el crimen bajo el nombre de batalla de el Ángel.
Con esta premisa, Brubaker construye una historia en la que consigue dar coherencia a una época del Universo Marvel anterior a la creación de la propia Marvel, cuando la editorial se llamaba Timely Comics y autores como Carl Burgos, Paul Gustavson, Bill Everett, Joe Simon o Jack Kirby daban vida a personajes como la Antorcha Humana, el Ángel, Namor o el Capitán América. No sólo eso, además Brubaker tiene en cuenta las historias y los personajes ambientados en los años de la Segunda Guerra Mundial creados posteriormente, cuando Marvel ya era Marvel, como Nick Fury o Los Invasores, en un esfuerzo arqueológico y completista digno de elogio.
La elección de Esteve Epting como artista no podía ser más lógica, ya que se trata de un dibujante ya curtido en estas lides plasmando los guiones de Brubaker en la serie del Capitán América, que tienen lugar en gran parte en la Segunda Guerra Mundial. Su estilo clásico, correcto y funcional, es un artista sobrio que usa golpes de efecto sólo cuando es necesario. Crea la ambientación adecuada, ayudado en gran parte por la elección del colorista Dave Stewart de una paleta cromática de tonos apagados que nos lleva directamente a aquella época tan gris.
Los ocho números originales han sido editados por Panini en cuatro, que incluyen las cubiertas alternativas de la edición americana, a cargo de ilustradores como el propio Epting, Gerald Parel, Steve McNiven o el mismísimo Alan Davis.
En resumen, es un tebeo interesante y entretenido, con una historia que engancha y que está bien contada y gráficamente adecuada y agradable de leer, que además pone orden en una etapa oscura del Universo Marvel y muestra un montón de personajes desconocidos y olvidados por el público actual. Imposible negar la inspiración en el Marvels de Busiek y Ross, ya desde el título hay conexiones con esta bien recordada obra.
Con esta premisa, Brubaker construye una historia en la que consigue dar coherencia a una época del Universo Marvel anterior a la creación de la propia Marvel, cuando la editorial se llamaba Timely Comics y autores como Carl Burgos, Paul Gustavson, Bill Everett, Joe Simon o Jack Kirby daban vida a personajes como la Antorcha Humana, el Ángel, Namor o el Capitán América. No sólo eso, además Brubaker tiene en cuenta las historias y los personajes ambientados en los años de la Segunda Guerra Mundial creados posteriormente, cuando Marvel ya era Marvel, como Nick Fury o Los Invasores, en un esfuerzo arqueológico y completista digno de elogio.
La elección de Esteve Epting como artista no podía ser más lógica, ya que se trata de un dibujante ya curtido en estas lides plasmando los guiones de Brubaker en la serie del Capitán América, que tienen lugar en gran parte en la Segunda Guerra Mundial. Su estilo clásico, correcto y funcional, es un artista sobrio que usa golpes de efecto sólo cuando es necesario. Crea la ambientación adecuada, ayudado en gran parte por la elección del colorista Dave Stewart de una paleta cromática de tonos apagados que nos lleva directamente a aquella época tan gris.
Los ocho números originales han sido editados por Panini en cuatro, que incluyen las cubiertas alternativas de la edición americana, a cargo de ilustradores como el propio Epting, Gerald Parel, Steve McNiven o el mismísimo Alan Davis.
En resumen, es un tebeo interesante y entretenido, con una historia que engancha y que está bien contada y gráficamente adecuada y agradable de leer, que además pone orden en una etapa oscura del Universo Marvel y muestra un montón de personajes desconocidos y olvidados por el público actual. Imposible negar la inspiración en el Marvels de Busiek y Ross, ya desde el título hay conexiones con esta bien recordada obra.