Es curioso como un artista como Art Spiegelman, con un éxito tan grande de crítica y público como es Maus, ganador de, entre muchos otros premios, el primer Pulitzer otorgado al mundo del cómic, es un autentico desconocido en nuestro país fuera de la mencionada obra. El hecho es que este artista se ha prodigado más bien poco: historietas en fanzines desde los 70's, la novela gráfica Maus (que le ocupó toda la década de los 80's), colaboraciones en el New Yorker, una historieta sobre el atentado de las Torres Gemelas y poco más.
Por fin podemos en España conocer una de sus obras "menores", gracias a la edición por parte de Mondadori de Breakdowns: Retrato del artista como un joven %@&*!, antología de historietas de su etapa underground de la primera mitad de los 70's, publicada originalmente en 1977.
Se trata de historias cortas en las que el autor no sólo demuestra su dominio de los diferentes géneros que por aquel entonces habían puesto de moda Robert Crumb y otros popes del cómic alternativo, sino que su discurso va más allá buscando la experimentación de los recursos del cómic como medio y como arte. Así, Spiegelman nos muestra sus sentimientos más íntimos en historietas autobiográficas como Maus (historia de tres páginas antecesora de su obra cumbre) o en Prisionero en el Planeta Infierno (en la que, en cuatro desgarradoras páginas, se desahoga del suicidio de su madre); se recrea en el absurdo en Contando chistes o en Un día en los circuitos; y busca el desconcierto del lector en Pequeñas señales de pasión, en Negligencia suite o en Ace Hole, detective enano. Uno de los mayores avances que hace Spiegelman en estas historietas es usar elementos que hasta ahora habían sido puramente formales, como las tramas o la cuatricomía, como elementos de la narración, convirtiéndolas en claves para darle un sentido diferente al cómic. También juega cambiando radicalmente su estilo gráfico de unas viñetas a otras (combinando el cartoon y el underground con expresionismo, realismo, cubismo y tantos "ismos" como quieras) mezclando sus dibujos con collages y alterando la linealidad de la narración, sorprediendo al lector casi en cada viñeta.
Aparte de las páginas originales esta edición se complementa con un cómic a modo de prólogo en el que el autor deja patente su amor por el Noveno Arte y lo mucho que le ha costado hacerse entender en el medio. Como epílogo tenemos un artículo de Spiegelman en el que nos explica como vivía él el mundo del cómic underground en la época en la que creó estos tebeos, ilustrado con material gráfico de esos años.
Por fin podemos en España conocer una de sus obras "menores", gracias a la edición por parte de Mondadori de Breakdowns: Retrato del artista como un joven %@&*!, antología de historietas de su etapa underground de la primera mitad de los 70's, publicada originalmente en 1977.
Se trata de historias cortas en las que el autor no sólo demuestra su dominio de los diferentes géneros que por aquel entonces habían puesto de moda Robert Crumb y otros popes del cómic alternativo, sino que su discurso va más allá buscando la experimentación de los recursos del cómic como medio y como arte. Así, Spiegelman nos muestra sus sentimientos más íntimos en historietas autobiográficas como Maus (historia de tres páginas antecesora de su obra cumbre) o en Prisionero en el Planeta Infierno (en la que, en cuatro desgarradoras páginas, se desahoga del suicidio de su madre); se recrea en el absurdo en Contando chistes o en Un día en los circuitos; y busca el desconcierto del lector en Pequeñas señales de pasión, en Negligencia suite o en Ace Hole, detective enano. Uno de los mayores avances que hace Spiegelman en estas historietas es usar elementos que hasta ahora habían sido puramente formales, como las tramas o la cuatricomía, como elementos de la narración, convirtiéndolas en claves para darle un sentido diferente al cómic. También juega cambiando radicalmente su estilo gráfico de unas viñetas a otras (combinando el cartoon y el underground con expresionismo, realismo, cubismo y tantos "ismos" como quieras) mezclando sus dibujos con collages y alterando la linealidad de la narración, sorprediendo al lector casi en cada viñeta.
Aparte de las páginas originales esta edición se complementa con un cómic a modo de prólogo en el que el autor deja patente su amor por el Noveno Arte y lo mucho que le ha costado hacerse entender en el medio. Como epílogo tenemos un artículo de Spiegelman en el que nos explica como vivía él el mundo del cómic underground en la época en la que creó estos tebeos, ilustrado con material gráfico de esos años.
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