Cuando leí The new frontier me dije que Darwyn Cooke era un autor a seguir de cerca. No me equivocaba, sus colaboraciones con Peter Milligan para Marvel o el especial Batman/The Spirit junto a Jeph Loeb mostraban un artista con mucha clase y carácter propio que hacían más interesantes las historias, ya de por sí entretenidas, de los guionistas.
En Parker: El cazador Cooke vuelve a tomar las riendas de la obra y ejerce de autor completo adaptando The hunter, la primera de las dieciséis novelas de la serie del personaje Parker, que Donald E. Westlake escribió bajo el seudónimo de Richard Stark, clásicos absolutos del género policíaco.
Parker: El cazador tiene todos los elementos esenciales de la novela negra: personajes sin escrúpulos, violencia, venganza, vicio, olor de tabaco y pólvora y otros que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en el mundo del crimen. Parker es la quintaesencia del tipo duro en cuyo camino no te gustaría cruzarte. Sin conocer la obra original, puedo decir que la adaptación de Cooke es magistral: te atrapa desde el primer momento, sin ser una trama excesivamente complicada, en ocasiones la lectura de este tebeo se hace de forma vertiginosa en busca del siguiente paso de la venganza del protagonista contra los que se han atrevido a irrumpir en su metódica existencia, en otras ralentiza el ritmo con dramáticas escenas mudas que aumentan la tensión.
A nivel gráfico Cooke sigue bebiendo del estilo de los cartoons en los que trabajó durante años (Batman, Superman...), entintado con pinceladas groseras y sucias. El imprescindible blanco y negro se ve complementado con un gris azulado que le da un toque de distinción. Su ágil narrativa y su variado repertorio de planos colaboran en una lectura amena de las ciento cuarenta páginas que tiene el tomo.
Ya estoy salivando, porque Cooke está ya preparando su siguiente adaptación de las novelas de Parker: The outfit.
En Parker: El cazador Cooke vuelve a tomar las riendas de la obra y ejerce de autor completo adaptando The hunter, la primera de las dieciséis novelas de la serie del personaje Parker, que Donald E. Westlake escribió bajo el seudónimo de Richard Stark, clásicos absolutos del género policíaco.
Parker: El cazador tiene todos los elementos esenciales de la novela negra: personajes sin escrúpulos, violencia, venganza, vicio, olor de tabaco y pólvora y otros que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en el mundo del crimen. Parker es la quintaesencia del tipo duro en cuyo camino no te gustaría cruzarte. Sin conocer la obra original, puedo decir que la adaptación de Cooke es magistral: te atrapa desde el primer momento, sin ser una trama excesivamente complicada, en ocasiones la lectura de este tebeo se hace de forma vertiginosa en busca del siguiente paso de la venganza del protagonista contra los que se han atrevido a irrumpir en su metódica existencia, en otras ralentiza el ritmo con dramáticas escenas mudas que aumentan la tensión.
A nivel gráfico Cooke sigue bebiendo del estilo de los cartoons en los que trabajó durante años (Batman, Superman...), entintado con pinceladas groseras y sucias. El imprescindible blanco y negro se ve complementado con un gris azulado que le da un toque de distinción. Su ágil narrativa y su variado repertorio de planos colaboran en una lectura amena de las ciento cuarenta páginas que tiene el tomo.
Ya estoy salivando, porque Cooke está ya preparando su siguiente adaptación de las novelas de Parker: The outfit.
2 comentarios:
En el original, en los libros, Parker es más cabronazo todavía. Aunque parezca imposible...
La verdad es que es un cabronazo con causa.
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