Llevaba tiempo con ganas de empezar esta serie, pues me la han recomendado insistentemente y había leído unas cuantas críticas buenas, pero entre una cosas y otras no acababa de decidirme. Y ha sido con la salida en España del número 4 cuando me he subido al carro. Por un lado, me alegro de mi indecisión, porque creo que esta obra se disfruta más leyéndola seguida. Por otro lado, me da rabia haber dejado pasar durante tanto tiempo.
Los combates cotidianos es la obra más conocida de Manu Larcenet. Su primera entrega le supuso a su autor en 2004 el Premio al Mejor Álbum del Festival de Angoulême, el premio de mayor prestigio del cómic europeo. En este slice of life Larcenet nos cuenta sobre Marco, un fotógrafo ya no tan joven que, al principio de la historia, debido a ciertos problemas mentales, se va a vivir a una casa de campo, lejos del mundanal ruido, pero lejos también de las mejores oportunidades laborales. A partir de entonces en la vida de Marco se suceden una series de hechos (que no voy a destripar) que el autor entrelaza para crear una historia tan real como la vida misma, y que supongo que tendrá bastante que ver con la propia vida de Larcenet. Tanto las penas como las alegrías del personaje y la gente que le rodea son transmitidas de forma maestra, incluso en la viñetas sin texto podemos saber lo que piensan y sienten. Larcenet ha encontrado una manera de empatizar realmente con sus lectores a base de un desarrollo creíble de los personajes y unas situaciones que, por muy trágicas que a veces se pongan, podrían salir de la vida cotidiana de cualquiera. El sentido del humor también está presente, aunque en menor medida que en otras obras que he leído del autor.
Aunque el primer álbum me dejó un poco frío (me pareció un pelín pretencioso y algo vacío, no iba más allá del costrumbrismo más de estar por casa), el segundo supuso un incremento de calidad y calidez que ha acompañado a cada entrega. Con este último puedo decir que estoy totalmente atrapado por la serie. Es un tebeo muy instrospectivo, con mucha carga emocional, en el que cuenta más la reflexión que la acción.
Gráficamente, en el dibujo de Larcenet se nota también una evolución. Sigue siendo caricaturístico como en el primer álbum, pero poco a poco sus personajes se han ido volviendo más realistas. El trazo es ahora más descuidado y enérgico teniendo a veces aspecto de boceto. En algunos fondos, sobre todo en paisajes al aire libre con vegetación, me recuerda a algunos cuadros de Van Gogh.
Los combates cotidianos es la obra más conocida de Manu Larcenet. Su primera entrega le supuso a su autor en 2004 el Premio al Mejor Álbum del Festival de Angoulême, el premio de mayor prestigio del cómic europeo. En este slice of life Larcenet nos cuenta sobre Marco, un fotógrafo ya no tan joven que, al principio de la historia, debido a ciertos problemas mentales, se va a vivir a una casa de campo, lejos del mundanal ruido, pero lejos también de las mejores oportunidades laborales. A partir de entonces en la vida de Marco se suceden una series de hechos (que no voy a destripar) que el autor entrelaza para crear una historia tan real como la vida misma, y que supongo que tendrá bastante que ver con la propia vida de Larcenet. Tanto las penas como las alegrías del personaje y la gente que le rodea son transmitidas de forma maestra, incluso en la viñetas sin texto podemos saber lo que piensan y sienten. Larcenet ha encontrado una manera de empatizar realmente con sus lectores a base de un desarrollo creíble de los personajes y unas situaciones que, por muy trágicas que a veces se pongan, podrían salir de la vida cotidiana de cualquiera. El sentido del humor también está presente, aunque en menor medida que en otras obras que he leído del autor.
Aunque el primer álbum me dejó un poco frío (me pareció un pelín pretencioso y algo vacío, no iba más allá del costrumbrismo más de estar por casa), el segundo supuso un incremento de calidad y calidez que ha acompañado a cada entrega. Con este último puedo decir que estoy totalmente atrapado por la serie. Es un tebeo muy instrospectivo, con mucha carga emocional, en el que cuenta más la reflexión que la acción.
Gráficamente, en el dibujo de Larcenet se nota también una evolución. Sigue siendo caricaturístico como en el primer álbum, pero poco a poco sus personajes se han ido volviendo más realistas. El trazo es ahora más descuidado y enérgico teniendo a veces aspecto de boceto. En algunos fondos, sobre todo en paisajes al aire libre con vegetación, me recuerda a algunos cuadros de Van Gogh.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo, a mi el primer album tampoco me entusiasmó, aunque me pareció bueno, pero los dos siguientes me parecieron acojonantes.
Aún no me he leído el cuarto... ¡Ay madre qué retraso llevo en las lecturas!
Pues no te vuento nada jejeje
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