Cuando en julio vi el cartel del nuevo festival Turbo Rock que iba a tener lugar simultáneamente en Valencia y Cantabria se me pusieron los dientes largos... ¿podría ir? Hay que buscar transporte, hostal... ¡joder! ¿Por qué no hacen algo así en Madrid? El Dios del Rock (¿?) debió escuchar mis plegarias, porque un par de semanas después vi un cartel por Malasaña anunciando el Turbo Rock de Madrid. Palmábamos unos cuantos grupos (Sex Museum, The Right Ons, Los Coronas, Thee Wildebeests, Los Chicos y Johnny Throttle), pero los que pudimos ver no tenían desperdicio.
Miércoles 22. Después de una ligera cena a base de bocata de boquerones en vinagre, dirigí mis pasos hacia Rock Kitchen (la antigua Sala Universal) y, tras una breve cola, me pusieron una pulserita de plástico (P: ¿Y tengo que llevar esto hasta el martes que viene? R: No ha sido idea mía) y accedí a una coqueta sala donde me disponía a ser feliz durante unas horas.
Los primeros de la noche fueron los bostonianos Muck & The Mires, de los que apenas conocía nada. Me sorprendieron muy gratamente, todo un grupazo que mezcla el pop inglés de los primeros 60's con el garage americano de mediados de los 60's y el powerpop y el punk rock más popero de finales de los 70's. Todo ello muy fresco, muy divertido y vacilón, con clase. Se me hizo muy corta su actuación. A la batería estaba una de las tres únicas pivas que se subieron al escenario en todo el festival.
No tardaron mucho en subirse JC Brooks & The Uptown Sound, una de las formaciones que más ganas tenía de ver, y a juzgar por la expectación del público, no sólo me pasaba a mi. Quizá sean las que más se alejen del resto del cartel porque, aunque no les niego su toque rockero en algunos trallazos guitarreros, lo de este sexteto de Chicago es un potente soul y R&B de sabor clásico. Se despacharon su LP de forma impecable, la voz de Mr. Brooks es acojonante, en directo te lleva directo a los mejores años de la música negra en Detroit o Memphis. Momentos para el recuerdo: Baltimore is the new Brooklyn, I'm trying to break your heart y una emocionante versión del I've been loving you too long de Otis Redding con lágrimas en los ojos de JC que me puso los pelos como escarpias.
Otros a los que tenía muchas ganas de ver, y más desde que no pude ir a su concierto del año pasado en El Sol, eran The Muffs, el grupo mítico de Los Angeles, con Kim Shattuck al frente, toda una personalidad del punk melódico de los 90's. Aunque en el aspecto físico los años no hayan pasado en balde, una vez que pisaron el escenario dieron una lección de juventud magistral, ya no sólo en su energía al tocar si no en su comportamiento en general, digno de cescerebrados punk rockers adolescentes, lapos al techo y aullidos acojonantes incluidos. Musicalmente nos dieron lo que esperaba, himnos punk que se mantienen frescos quince años después de haberse grabado tocados a toda leche. Kim no ha perdido nada de voz.
La más conocida banda independiente sueca, The Soundtrack Of Our Lives, cerraban el día. Liderados por el imponente Ebbot Lundberg (¡gran perímetro corporal y túnica negra! ¡acojona!), su potente y emocional rock psychedélico. Fue un concierto impresionante, de esos que te dejan KO. Contrastaba mucho el rollo solemne de las canciones con las muchas chorradas que hizo el cantante, tirándose por el suelo, cogiendo el hammond (cosa que no hacía mucha gracia al teclista), bajándose del escenario... se le rompió la pandereta. Parecía que estaba un poco puesto y tal, pero moló, se le notaba relajado.
Fueron al concierto: Von Kutren y Alcapone.
2 comentarios:
Que envidia me dan, señores, yo me lo he perdido (snif). La verdad es que TSOOL no me terminan de convencer en plástico (el único disco suyo que escucho con interés es el recopilatorio de singles y rarezas), pero las dos veces que les he visto en concierto me han parecido a-co-jo-nan-tes.
¡Saludos cordiales!
Es cierto, a mi sus discos se me hacen largos, pero en directo estuvieron muy amenos.
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