Tras haber visto a Blues Magoos el lunes, estaba un poco con la mosca detrás de la oreja. Algunas críticas que había leído de su actuación del Azkena tampoco me tranquilizaban (que si "abuelos haciendo versiones de tu grupo favorito", que si "orquesta de pueblo"...), aunque también había oído todo lo contrario, así que me esperaba cualquier cosa. Pero claro, aquello no fue cualquier cosa. Con la Sala Heineken como nunca la había visto de gente y siendo bastante puntuales, salieron al escenario cinco tipos que, evidentemente, hacía décadas que no se sacaban el carnet joven.
Pues de abuelos nada, The Sonics demostraron que seguían con el diablo en el cuerpo y, si han perdido facultades por la edad, con 20 años debían ser la hostia. Es cierto que al final del concierto se les veía cansadillos, pero es que después de una hora metiendole esa caña a los instrumentos está cansado cualquier jovencito. Mención especial al enérgico nuevo bajista bajito que llevan, Freddie Dennis, viejo amigo y colaborador del grupo, que se dejaba el alma cuando cantaba, me moló más que el teclista y cantante principal Jerry Roslie, más comedido.
Tocaron todos sus clásicos: Cinderella, Strychnine, The witch, Boss hoss, Psycho... y de versiones recuerdo Lucille y Long tall Sally (Little Richard), Money (Barrett Strong), Louie, Louie y Have love will travel (Richard Berry) y Dirty robber (The Wailers).
El sonido de la sala... pues mejor que otras veces, oiga! Aunque a veces el teclado y el saxo se oían un poco bajos.
Fueron al concierto: Von Kutren, KamiKaze y Alcapone.