Tercer álbum de la serie de la que el mismo Sfar confiesa que disfruta más dibujando. Con ella el autor nos presenta las vivencias de un grupo de músicos callejeros de diversa procedencia especializados en el estilo musical popular hebreo llamado klezmer.
En este tomo nos encontramos a los músicos instalados en una mansión abandonada de Odesa junto al chófer de la antigua propietaria, dispuestos a vivir sin llamar la atención más de lo inevitable. Pero dada la facilidad de estos personajes para meterse en líos y los tiempos revueltos en los que viven (la Ucrania pre-revolución), no hace falta ser muy listos para saber que la tranquilidad no les durará.
Así, antes de que se den cuenta ya están pringados hasta las cejas con lo más granado del mundo marginal: revolucionarios de moral dudosa, artistas dispuestos a vivir del cuento, la mafia local... Y, por supuesto, no les faltaran los líos producidos por los asuntos del corazón y la bragueta.
Pictóricamente, Klezmer es una de las series más revolucionarias e interesantes de Sfar. La elección del uso de la acuarela no es nada casual en esta serie, ya que Sfar hace que esta técnica se convierta en el elemento narrativo más importante, siendo parte de la acción y contribuyendo a ambientar y a transmitir sensaciones.
Cada tomo de Klezmer finaliza con un artículo ilustrado en el que Sfar nos habla sobre temas que le interesan relacionados con la historia del cómic. En esta ocasión nos cuenta como se conocieron el padre de su abuelo y el de su abuela en un campo de prisioneros ruso durante la Segunda Guerra Mundial. También nos habla sobre un viaje que hizo a Odesa y razona sobre su visión del estado de Israel.
En este tomo nos encontramos a los músicos instalados en una mansión abandonada de Odesa junto al chófer de la antigua propietaria, dispuestos a vivir sin llamar la atención más de lo inevitable. Pero dada la facilidad de estos personajes para meterse en líos y los tiempos revueltos en los que viven (la Ucrania pre-revolución), no hace falta ser muy listos para saber que la tranquilidad no les durará.
Así, antes de que se den cuenta ya están pringados hasta las cejas con lo más granado del mundo marginal: revolucionarios de moral dudosa, artistas dispuestos a vivir del cuento, la mafia local... Y, por supuesto, no les faltaran los líos producidos por los asuntos del corazón y la bragueta.
Pictóricamente, Klezmer es una de las series más revolucionarias e interesantes de Sfar. La elección del uso de la acuarela no es nada casual en esta serie, ya que Sfar hace que esta técnica se convierta en el elemento narrativo más importante, siendo parte de la acción y contribuyendo a ambientar y a transmitir sensaciones.
Cada tomo de Klezmer finaliza con un artículo ilustrado en el que Sfar nos habla sobre temas que le interesan relacionados con la historia del cómic. En esta ocasión nos cuenta como se conocieron el padre de su abuelo y el de su abuela en un campo de prisioneros ruso durante la Segunda Guerra Mundial. También nos habla sobre un viaje que hizo a Odesa y razona sobre su visión del estado de Israel.
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