Situando esta obra en el tiempo nos encontramos con que en 1993 el guionista escocés Grant Morrison se había hecho un hueco en el mercado americano, habiendo publicado ya sus exitosos Arkham Asylum, Animal Man y Doom Patrol en DC Comics, cosechando excelentes críticas. Se le planteó hacer un cómic más personal para la nueva línea de DC, Vertigo, dirigida al público adulto, y realizó una miniserie de tres números, este Sebastian O que ahora Planeta recopila en un solo número, junto a su viejo conocido Steve Yeowell, con el que ya había hecho Zenith para 2000AD.
En Sebastian O nos presentan una Inglaterra victoriana de una realidad alternativa a la steampunk, tecnológicamente muy superior, pero socialmente igual de clasista y moralizante. Sebastian O, el protagonista, es un decadente dandi asesino que ha permanecido en la cárcel durante largos años por crímenes contra la moral. Como es natural, busca venganza contra la persona responsable de que pasara tanto tiempo sin poder vestir adecuadamente.
Esta obra adelanta lo que desarrollaría Morrison en cómics posteriores como Los Invisibles: ataques al orden establecido, sociedades secretas que manejan el mundo, personajes sin límites morales... Lo malo de Sebastian O es que se queda a medio gas de las dos facetas más importantes de Morrison: ni llega a escandalizar, ni el discurso social que maneja aporta nada especialmente relevante. Además, todo es muy precipitado, resuelve las situaciones demasiado fácilmente y profundiza poco en los personajes. Lo bueno que tiene esta obra es que Morrison no tiene tiempo de enredar suficientemente la trama como para llegar a los grados de confusión en los que a menudo cae.
El dibujo y narrativa de Yeowell la encuentro demasiado sobria, algún primer plano interesante, pero con acabados bastante pobres. Cumple, pero me gustó mucho más en Zenith.
En resumen: sólo para incondicionales de Morrison y completistas.
En Sebastian O nos presentan una Inglaterra victoriana de una realidad alternativa a la steampunk, tecnológicamente muy superior, pero socialmente igual de clasista y moralizante. Sebastian O, el protagonista, es un decadente dandi asesino que ha permanecido en la cárcel durante largos años por crímenes contra la moral. Como es natural, busca venganza contra la persona responsable de que pasara tanto tiempo sin poder vestir adecuadamente.
Esta obra adelanta lo que desarrollaría Morrison en cómics posteriores como Los Invisibles: ataques al orden establecido, sociedades secretas que manejan el mundo, personajes sin límites morales... Lo malo de Sebastian O es que se queda a medio gas de las dos facetas más importantes de Morrison: ni llega a escandalizar, ni el discurso social que maneja aporta nada especialmente relevante. Además, todo es muy precipitado, resuelve las situaciones demasiado fácilmente y profundiza poco en los personajes. Lo bueno que tiene esta obra es que Morrison no tiene tiempo de enredar suficientemente la trama como para llegar a los grados de confusión en los que a menudo cae.
El dibujo y narrativa de Yeowell la encuentro demasiado sobria, algún primer plano interesante, pero con acabados bastante pobres. Cumple, pero me gustó mucho más en Zenith.
En resumen: sólo para incondicionales de Morrison y completistas.
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