Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Los lectores de los tebeos del superhéroe arácnido se han topado con este lema una y otra vez en cualquiera de sus etapas. A Peter Parker se lo dijo su tío Ben y hasta que éste no murió victimas de las balas de un criminal que el propio Spiderman dejó escapar porque no era asunto suyo, Peter no entendió el alcance de esas palabras, ni fue un verdadero héroe.
En la miniserie de cinco números Spiderman: Un gran poder..., recopilada por Panini en un tomo, David Lapham nos presenta una historia ambientada en los meses transcurridos entre la picadura de la araña radiactiva y la muerte de Ben Parker. En ella podemos conocer a un Peter muy similar al de los primeros números de Lee y Ditko: marginado en el instituto, rechazado por las chicas, víctima de los abusones, una familia que no le comprende, siempre sin un duro... en fin, hasta los huevos de todo menos de ponerse unas mallas y una máscara y enfrentarse en un ring a los luchadores más malotes del wrestling, salir victorioso gracias a sus poderes y sacar tajada. Esta actualización de los comienzos de Spiderman está muy bien traída, Lapham ha sabido captar muy bien la frustración de un adolescente en esa situación y es muy verosímil la respuesta de Peter a un mundo que le tiene harto: tirar por el camino del medio y pensar sólo en sí mismo y en cualquier par de tetas que se le crucen. El aspecto de género negro atípico viene al dedillo, no en vano Lapham ya ha demostrado dominarlo de sobra en su serie Balas perdidas, aunque en esta ocasión está sensiblemente más comedido... y es que esto sigue siendo Marvel, una compañía en la que no caben ciertos excesos.
Al dibujante Tony Harris no le tenía yo muy situado, a pesar de que lleva más de veinte años dedicado a los cómics. En esta miniserie hace una labor estupenda, con un punto entre el realismo y el cómic tradicional muy en la línea de McNiven o Hitch, detallado, aunque le encuentro un tanto estático en las escenas de acción y también me chirría en algunas de las expresiones faciales de sus personajes.
En la miniserie de cinco números Spiderman: Un gran poder..., recopilada por Panini en un tomo, David Lapham nos presenta una historia ambientada en los meses transcurridos entre la picadura de la araña radiactiva y la muerte de Ben Parker. En ella podemos conocer a un Peter muy similar al de los primeros números de Lee y Ditko: marginado en el instituto, rechazado por las chicas, víctima de los abusones, una familia que no le comprende, siempre sin un duro... en fin, hasta los huevos de todo menos de ponerse unas mallas y una máscara y enfrentarse en un ring a los luchadores más malotes del wrestling, salir victorioso gracias a sus poderes y sacar tajada. Esta actualización de los comienzos de Spiderman está muy bien traída, Lapham ha sabido captar muy bien la frustración de un adolescente en esa situación y es muy verosímil la respuesta de Peter a un mundo que le tiene harto: tirar por el camino del medio y pensar sólo en sí mismo y en cualquier par de tetas que se le crucen. El aspecto de género negro atípico viene al dedillo, no en vano Lapham ya ha demostrado dominarlo de sobra en su serie Balas perdidas, aunque en esta ocasión está sensiblemente más comedido... y es que esto sigue siendo Marvel, una compañía en la que no caben ciertos excesos.
Al dibujante Tony Harris no le tenía yo muy situado, a pesar de que lleva más de veinte años dedicado a los cómics. En esta miniserie hace una labor estupenda, con un punto entre el realismo y el cómic tradicional muy en la línea de McNiven o Hitch, detallado, aunque le encuentro un tanto estático en las escenas de acción y también me chirría en algunas de las expresiones faciales de sus personajes.
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